Los paseos por el campo nos han ido muy bien. Ya va haciendo frío, pero al sol se está muy agustito. En uno de nuestros paseos nos encontramos con otras dos beagles con las que Jacko pasó uno de los mejores momentos de su corta vida. Ver a varios beagle jugar, oler y correr juntos es muy muy muy bonito.
Intentamos ir ampliando poco a poco los momentos de "sin correa" y, bueeenooo.. tenemos que mejorar mucho la orden "VEN".
En el parque, todo perfecto. Si está Alma (una Dogo de Burdeos de 3 años), ya tiene el entretenimiento asegurado. Se pegan unas carreras de lado a lado del parque que da gusto verlos, luchan, juegan, se van a beber a la fuente juntos... Son uña y carne. Si no está Alma ya se preocupa Jacko de poner a jugar a todos los demás perros (quieran o no).
En casa vamos bien en general pero de vez en cuando la cagamos... antes de ayer le dejamos dormidito en el pasillo, en su cama, mientras nosotros salimos a dar un paseo. A la vuelta (00:30), el muy perro estaba durmiendo en una de las camas (tened en cuenta que todas las puertas estaban cerradas, pero es que Jacko sabe abrirlas). Estaba tan dormido que me dio pena hasta regañarle. Le coloqué en su cama y nos fuimos a dormir. Por la mañana y cuando fui a buscarle estaba otra vez subido en la cama. Ahí sí que tuve que regañarle en serio.
El susto gordo nos le llevamos ayer. Algó le picó en el morro y se le pusó como un melón. Además le dió fiebre (42º), así que tuvimos que llevarle a urgencias no fuera a ser algo grave. Ahora ya está mejor, aunque todavía le queda el morrete como si se hubiera puesto botox.
Otra semana más a la buchaca.
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